341. How to obtain the delicious dish of communication
This is chapter 28 from my book on TEFL, TESL, ELL. Photo from www tribuneindia com
28. Cómo aprender palabras nuevas
Leyendo. Entre otras fuentes, que ahora veremos. La lectura es una fuente de modos de decir peculiares del inglés, de palabras, de enriquecimiento. Van creando un depósito, del que el hablante no nativo extrae las palabras adecuadas a tal momento. Sin palabras no hay comunicación. Y se recuerdan las palabras que se practican, que se usan. Si llega un término nuevo al cerebro y se queda solitario, se aburre y se va.
La memoria, además, es como un chicle: se dilata. Una amiga que tengo lee un vocablo nuevo, y es capaz de recordarlo, al primer vistazo. Fotografía cada palabra nueva, su spelling, si me permites un término inglés de no fácil traducción: es la cadena de las letras de la palabra, tan diferente de la pronunciación. También corrige y aumenta su depósito de combustible al oír a un angloparlante utilizar tal frase idiomática. Y como da clases de ese idioma, se las ingenia para meterlas de bordón en la propia clase. Y se arregla para que aparezca cuando habla con nativas. Usa el diccionario impreso o la web Wordrefenceä ante las dudas que surgen. Colecciona palabras. Y enseña a sus alumnos, porque le sale de dentro, cómo digerir nuevo léxico. Quizá esta amiga mía se pasa un pelín. Hay otros trucos, pero no te los digo, basten los aquí expuestos. Ya te la presentaré cuando nos veamos.
Diles desde el principio a tus alumnos y alumnas que inventen su manera de aprender palabras, la manera que prefieran. Así das paso a su iniciativa y les impulsas a aprovechar muchas de las palabras nuevas que aparezcan en textos y actividades. Explícales que cuantas más sepan sobre el tema de la unidad que estáis aprendiendo, mejor podrán expresar las ideas que quieran decir, y mejores competidores serán a la hora de participar en los juegos de palabras. Créales la necesidad. Ya te aconsejé que transformes el aprendizaje, o adquisición, en juegos. Cuanto más participen, más puntos podrán ganar para sí mismos o para su equipo. Puedes hacer también la competición entre alumnos para ver quién ha aprendido más palabras de la unidad.
Al principio de la unidad, y para introducirla, puedes empezar escribiendo oraciones en la pizarra en las que falten precisamente las palabras de la unidad nueva. Así les haces ver la necesidad de aprender palabras nuevas. Da puntos al que aporte una palabra que venga bien en ese contexto.
También al inicio de la unidad puedes decirles que te sugieran palabras que tengan que ver con el tema de la unidad que vais a empezar. Así compruebas lo que saben y lo que no.
Al comenzar la nueva unidad puedes utilizar cualquiera de estas dos técnicas, se me ocurre:
1. Directamente les presentas en la pizarra el vocabulario de la unidad, en
2. Otro modo es atacar directamente las actividades y textos de la nueva unidad, y cuando se quede bloqueado el entender lo que se dice, se acuda al diccionario. Mucho diccionario: que cojan facilidad de uso, que practiquen, que cojan habilidad en encontrar la palabra en segundos. Que pierdan la pereza a acudir a este profesor particular. Haz juegos a ver quién encuentra tal término antes. Es muy divertido, y el primero que se ríe eres tú, al verlos abalanzarse sobre el diccionario, ¡ay, ya la tengo...! Gaspar es uno de mis alumnos que cuando sale una nueva, echa mano del diccionario enseguida, porque hace falta conocer su significado. Que hagan una lista en su cuaderno con estas palabras relativas al tema de la unidad. Y que las usen y repasen por medio de oraciones mentales o escritas que les mandas.
Al realizar la actividad concreta o leer determinado texto, pregúntales qué entienden con esa palabra ayudándose del contexto en que aparece.
Pueden servirse también de alguna de las técnicas que presenta Rebecca Oxford (1990), que las considero muy, muy oportunas.
Otras estrategias, que quizá ellos ya utilizan, y que les sirven para retenerlas: agruparlas por campos de significado, fijarse en la ortografía, pensar o escribir frases con ellas, fijarse en las que tengan una raíz latina y que les recuerde alguna en español, escribir repetidas veces las de difícil ortografía, jugar con ellas de alguna manera u otra, jugar con las oraciones, escribir oraciones muy originales, aprender cada día una, o dos, o tres, repasar todos los días, preguntarse a sí mismos para comprobar si se las saben, etc.
Además de palabras es conveniente que aprendan expresiones típicas del idioma, sintagmas, frases hechas y breves, modos de decir diferentes de los de
Un último consejo: proveerles de abundante vocabulario, de manera que no se limiten a unas pocas palabras, con las que no llegan muy lejos. Cuantas más aprendan y utilicen, mejor, dentro de un sentido común, y dentro del siempre limitado tiempo. Para los más jovencitos viene bien emplear en clase flash-cards muy variados, sobre temas muy diferentes, quizá agrupados por campos semánticos. Otra manera de ampliar el vocabulario de los mayores, y muy beneficioso por cierto, consiste en que describas fotos de una revista (yo utilizo National Geographic, que ofrece gran variedad de situaciones, como te digo en otro lugar). Aprenden muchas expresiones, no solo palabras sueltas, además de aprender expresiones como “al fondo”, “detrás”, “en la parte anterior de la foto”, “arriba, encima”, etc.
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