464. She either has no clue to prepare an exam...
Ayer leí lo siguiente que te puede hacer pensar:
La vitalidad del mundo educativo es siempre un signo de esperanza. Su ágil capacidad de reacción ante los hechos que puedan afectar su encomiable tarea honra a este gran número de profesionales. Padres y profesores son los coprotagonistas del complicado viaje de aprendizaje, en el que sus hijos y alumnos se formarán, a su vez, para ser los “maestros” de la siguiente generación. Por eso, el sector educativo –con las familias al frente- es uno de los pilares fundamentales de la sociedad. Y, precisamente por eso, hay que alegrarse de su inconformismo ante un uso rutinario y esclavo de las pantallas[1].
Ya he hablado de cómo evaluar el progreso del alumno. Ahora vamos a ver cómo pueden ellos preparar un examen escrito.
Si le preguntas a un alumno tuyo, te dirá que estudiando más. Bien. Si le preguntas cómo aprender inglés, te dirá que estudiando más. Bueno. Qué tienes que estudiar más, le preguntas a continuación: el vocabulario y la gramática. Bueno está.
El profesor debe evaluar el aprendizaje o adquisición de la lengua, día a día. Un solo examen al trimestre no refleja fielmente el proceso de aprendizaje. El aprendizaje es para la práctica, para la comunicación, algo pragmático. Ya dije que el examen debe ser práctico, en perfecta consonancia con comunicación. Es más, es un acto de comunicación. Ya hablamos más arriba de la evaluación de la destreza de la expresión oral (speaking), que naturalmente no se puede introducir en el examen escrito: las otras tres destrezas sí: listening, reading y writing (comprensión oral, comprensión escrita, expresión escrita).
La preparación, por tanto, no consistirá en estudiar la víspera, sino una actuación comunicativa día a día. Sí puede ser que tengan que repasar alguna forma gramatical o un vocabulario... pero que han practicado de forma práctica a lo largo de los días (dejo la redundancia conscientemente).
De todas maneras, sí que es verdad que el examen seguirán preparándolo el día anterior, para qué nos vamos a engañar, como siempre ha ocurrido. Pero teniendo en cuenta lo anteriormente explicado de la pragmática, hasta donde se pueda. Que es mucho.
Por todo lo dicho hasta aquí, los alumnos... aprenderán a aprender. Y esto al margen incluso de lo que les “mandes” como deberes. Mételes este gusanillo. Que aprendan a aprender, que sean autónomos, pregúntales a varios cómo hacen ellos por su cuenta. Todo esto acabará reflejándose en la nota. Díselo a ellos.
Practicad la comunicación en L2. Sugiéreles estrategias de aprendizaje; hazles pensar qué más, qué más pueden hacer para entrenarse cara a la comunicación; lo necesario que es, para hablar, un buen vocabulario y formas gramaticales y expresiones idiomáticas. Sin palabras conocidas y practicadas no hay comunicación. Mantén con ellos conversaciones. Y que practiquen con el profesor nativo.
Pregúntales si van a, y cómo lo harán, para seguir aprendiendo al terminar el periodo escolar obligatorio. Transmíteles el gusanillo. Que te vean a ti aprender cosas nuevas, que te vean entusiasmado, que estés deseando darles clase y verles (no es una utopía. Lo puedes, lo estás consiguiendo). Que te vean que echas de menos al que falta, que te corriges a ti mismo en clase, para pronunciar mejor tal expresión, que te les entregas en clase, con todas tus fuerzas y dinamismo, que cambias de actividad si ves que no funciona, que muestras entusiasmo y sonríes al ver en tu guión qué actividad toca ahora. Que te das cuenta de que estás hablando en castellano, y vuelves al inglés o al francés: hazles ver con humor tu despiste; que Nuria te está preguntando en L1 y tú, lógicamente, le escuchas con atención, y de pronto caes en la cuenta de que ella también debe cambiar a hablar en inglés. Si tienes entusiasmo, se lo transmitirás a ellos. Y todo de manera simpática, atrayente, cercana, entusiasmada, con fuerza, con ganas de que ellos se expresen, también cuando te preguntan algo en L1. Si te encanta
Por el contrario, ya te lo dije, pero interesa repetirlo, me cuentan los chavales que los exámenes en sus centros escolares son de esta o de aquella forma: mucha traducción; ejercicios sin vida, teóricos, que no tienen absolutamente nada que ver con sus vidas; mucha conversión de oraciones (por ejemplo de afirmativa a negativa); pensar la pregunta que se ajuste a tal respuesta proporcionada en el propio examen; traducir unas oraciones coloquiales a español (pero que ellos no pueden saber porque sencillamente no lo habéis trabajado en clase...). Algo de todo este tipo de ejercicios hay que hacer, pero ve procurando poco apoco llegar a un ejercicio práctico, pragmático, comunicativo (insisto). Quizá tú te me encuentres entre los que hacen los exámenes un trozo de vida.
Que sepan qué le gusta a la profesora examinar, y con ello podrán repasar ese tipo de actividades en casa.
Un señor profesor, ya te hablé de él, les devuelve los exámenes y que se queden con ellos. A veces, a veces, incluso miran qué tipo de actividades les pone normalmente. Y aunque no lo miren nunca, van entendiendo qué suele incluir este señor.
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